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30 de noviembre de 2024
Introducción
La arquitectura, en su esencia más pura, es el arte de comunicar y materializar la visión del arquitecto en un espacio físico que interactúa con sus usuarios. La intención, su forma de comunicar, transmitir y manifestar sus intenciones y visiones y lo elegido para la primera impresión del usuario ha cambiado con el tiempo adaptándose a los cambios culturales, tecnológicos y sociales. Desde los inicios de la arquitectura, se ha buscado influir en la percepción y las emociones de quienes los habitan o visitan a traves de una variedad de elementos.
En la antigüedad, la arquitectura estaba impregnada de simbolismo y poder, buscando impresionar y a menudo intimidar a través de la magnificencia y la escala.
Con el Renacimiento, la arquitectura comenzó a enfocarse más en la proporción, la simetría y la armonía, buscando una belleza idealizada que reflejara un orden cósmico y racional. A partir de módulos que son múltiplos entre sí, asegura que cada elemento esté conectado bajo una misma lógica. Esto permite que la obra pueda ser entendida desde una perspectiva central que refuerza la unidad visual, una claridad espacial que ofrece un recorrido claro y lineal, un principio, un final y un propósito definido.
En el Manierismo aparecen múltiples recorridos posibles, juegos ópticos que le aportan complejidad al espacio. Por ejemplo a partir de pinturas que crean perspectivas dibujadas y no reales.
En el Barroco ya no hay una hilera perfecta de columnas o de arcos sucesivos equidistantes, empieza a haber curvas, movimientos, ondulaciones. Se busca una arquitectura que represente la realidad dinámica y no estática, donde ya se empieza a perder ese control y ese orden renacentista. No se busca tanto la modulación, sino que se busca el ritmo, la complejidad.
“Visitar Las Vegas a mediados de los años sesenta era como visitar Roma a fines de los cuarenta. Para los jóvenes familiarizados solo con la ciudad cuadriculada y concebida para el automóvil y con las teorías antiurbanas de la generación anterior de arquitectos, los tradicionales espacios urbanos, la escala peatonal y la mezcla de estilos, dentro de una continuidad, de las piazzas italianas fueron una auténtica revelación. Redescubrieron la piazza. (...) Existen más paralelismos entre Roma y Las Vegas”. Aprendiendo de las Vegas: el simbolismo olvidado de la forma arquitectónica (Barcelona: Gustavo Gili, 2013). p.40
A medida que avanzaba la modernidad, los arquitectos empezaron a experimentar con nuevas formas y materiales, buscando expresar ideales de progreso y funcionalidad. La primera impresión dejó de ser solo una cuestión de estética para convertirse también en una declaración de principios y una reflexión sobre la vida contemporánea.
“El Movimiento Moderno ortodoxo es una cuestión cerrada, un hecho histórico que no tiene más contemporaneidad que la del academicismo del siglo XIX, y aunque se reciban mensajes tanto de estos períodos históricos como del pasado en general, cierta nostalgia ocupa un lugar menor respecto a la referencia realista a las cuestiones contemporáneas. La lucha para ambos grupos es devolver a la Arquitectura una vitalidad de intenciones y formas que estaba ausente del trabajo del Estilo Internacional tardío.” «Robert A. M. Stern Gray Architecture | TECNNE», https://tecnne.com/biblioteca/robert-a-m-stern-los-grises-como-posmodernos/, s. f., accedido 5 de octubre de 2024. p.28
Hay un momento de fuerte rechazo a la imagen funcional del Movimiento Moderno, donde lo que mas importaba era la funcionalidad, pensada para que sea eficiente en la cotidianeidad y estandar pero poco pensada para la interacción del humano, en la transmisión de algun mensaje a través de ella.
“Pero el simbolismo de la arquitectura funcionalista no fue reconocido. Fue un simbolismo carente de símbolo: la imagen funcional de un edificio fue el resultado de la expresión automatica y explicita del programa y la estructura. Al atribuir importancia primordial a la función en arquitectura, los fuacionalistas modificaron la definicón vitruviana según la cual «arquitectura es comodidad, solidez y belleza»” Robert Venturi y Denise Scott Brown, «Functionalism, yes, but...», Arquitecturas Bis n°5, 1976. p.1
Explorar cómo los edificios comunican y cómo se puede interpretar su diseño más allá de su función práctica es un desafío. El estilo internacional fue criticado por su enfoque en la funcionalidad sobre la forma. La arquitectura contemporánea continúa esta exploración, buscando maneras de cómo los edificios pueden contar historias, evocar y conectar emociones con las personas y crear experiencias memorables.
La posmodernidad reaccionó contra la rigidez de la modernidad, introduciendo el humor, la parodia, la mezcla de estilos en la arquitectura y la cita histórica para crear edificios que comunicaran múltiples capas de significado. Los arquitectos diseñan edificios que eran a la vez críticos y juguetones, desafiando las nociones preconcebidas de lo que debería ser la arquitectura.
Así, la metamorfosis de la interfaz en arquitectura refleja no solo un cambio en la estética, sino también en la relación entre el espacio y su usuario, buscando una arquitectura más inclusiva y democrática, que busca responder a las necesidades y aspiraciones de una sociedad diversa.
Entonces lo que los arquitectos quieren decir y mostrar ha cambiado con el tiempo. Esa eleccion de lo que usan para la primera impresión ya no es solo una cuestión de impacto visual, sino una experiencia holística que abarca lo estético, lo funcional y lo intuitivo, invitando a los usuarios a reflexionar sobre el espacio, su contexto y su lugar en el mundo.
Los arquitectos diseñan declaraciones poderosas, que pueden ser tanto acogedoras como imponentes, dependiendo de la intención que hay detrás. Comunican sus intenciones a través de una orquestación cuidadosa de elementos físicos y/o sensoriales que, en conjunto, crean una narrativa espacial. Esta narrativa no solo cuenta algo sobre el edificio, sino que también invita a los usuarios a ser parte de ella, a vivirla y experimentarla, permitiendo que la arquitectura hable por sí misma y transmita su mensaje de la manera más pura y directa posible.
Anexo.
La experiencia de usuario (UX) y la «interfaz» de usuario (UI) son conceptos en el diseño de productos y servicios digitales en la era moderna. La UX se centra en la experiencia holística del usuario, abarcando todos los aspectos de su interacción con un producto o servicio, desde la facilidad de uso hasta la eficiencia y la satisfacción general. Se trata de entender profundamente las necesidades y comportamientos de los usuarios para crear productos que no solo sean funcionales sino también placenteros de usar. Por otro lado, la UI se ocupa de los aspectos visuales y de interacción, siendo la superficie con la que el usuario interactúa directamente. Se enfoca en la apariencia y la interactividad con el producto. Incluyendo colores. tipografías, diseño gráfico.
“El objetivo de una buena interfaz es proporcionar una experiencia más eficiente, intuitiva, coordinada, simple y fácil de recordar.” «Interfaz de usuario: Qué es y cómo diseñar una UI | OVACEN», 31 de agosto de 2023, https://ovacen.com/diseno-interfaz-usuario-ui/.
En el campo de la arquitectura, la UX debería ser una consideración inherente, una base sobre la cual se construye todo diseño arquitectónico. Debería existir por defecto, asegurando que los espacios no solo cumplan con su función práctica sino que también enriquezcan la experiencia humana. La UI en arquitectura, sin embargo, puede ser más fluida y adaptable, variando según las intenciones del arquitecto y las necesidades del proyecto. Es acá donde los arquitectos pueden diferenciarse y romper con las normas estandarizadas del pasado.
La UI en arquitectura puede ser vista como la capa final que captura la esencia del diseño y atrae al usuario a interactuar con el espacio de una manera particular. Hay muchas críticas al modernismo por su aparente uniformidad y falta de humanidad, es precisamente la UI la que ofrece la oportunidad de innovar en la manera en que interactuamos con los espacios. La UI tiene el potencial de transformar un edificio no solo en un objeto funcional sino en una obra que comunica y resuena con aquellos que lo habitan.
Tanto la UX como la UI en arquitectura son vitales para crear espacios que no solo sirvan a un propósito sino que también celebren la complejidad y la riqueza de la experiencia humana.
